Cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una jornada destinada a visibilizar la magnitud de la violencia de género y promover acciones de prevención, asistencia y protección en todo el mundo.
La fecha surge en memoria de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, activistas dominicanas asesinadas en 1960 por la dictadura de Rafael Trujillo. Su legado motivó a la ONU a oficializar esta conmemoración en 1999, convirtiéndola en un punto de referencia global para colocar el tema en la agenda pública.
Cada año, organismos, instituciones y colectivos desarrollan campañas, actividades comunitarias y acciones de sensibilización para recordar las múltiples formas de violencia que afectan a mujeres y niñas. Estas incluyen agresiones físicas, psicológicas, sexuales, económicas y simbólicas, presentes en ámbitos como el hogar, el trabajo, los espacios digitales y las comunidades.
Un 25N marcado por cifras alarmantes
La jornada de este año está atravesada por datos que reflejan la persistencia y gravedad del problema. Un informe reciente de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) y ONU Mujeres reveló que en 2024 casi 50,000 mujeres y niñas fueron asesinadas por sus parejas o familiares, lo que equivale a 137 víctimas cada día.
El documento subraya que el machismo está detrás del 60 % de estos crímenes, alimentado por normas sociales que perpetúan la subordinación de las mujeres. Además, advierte que el hogar continúa siendo el lugar más peligroso para ellas: seis de cada diez asesinatos ocurrieron dentro del entorno familiar. En contraste, solo el 11 % de los hombres asesinados murieron en circunstancias similares.
La directora de Políticas de ONU Mujeres, Sarah Hendriks, recordó que los feminicidios son el desenlace de ciclos prolongados de violencia. “Los femicidios no ocurren de forma aislada. A menudo se sitúan en un ciclo de violencia que puede comenzar con comportamientos de control, amenazas y acoso, incluso en línea”, señaló. La ONU estima que una de cada cuatro mujeres entre 15 y 49 años ha sufrido violencia física o sexual por parte de una pareja masculina.
El informe también alerta sobre la expansión de la violencia digital, desde la difusión no consentida de imágenes hasta el ciberacoso. Investigaciones demuestran que estas agresiones pueden escalar hacia ataques físicos e incluso feminicidios. Las mujeres con alta visibilidad pública —como periodistas, políticas o activistas— se encuentran entre las más expuestas.

Un problema global con realidades desiguales
Los datos muestran que África registra la tasa más alta de feminicidios a manos de parejas o familiares, seguida por América, Oceanía, Asia y Europa. Sin embargo, la disponibilidad limitada de estadísticas dificulta el análisis en algunas regiones: solo la mitad de los países de Asia y África reportan datos diferenciados.
En América, la incidencia se mantiene similar a la registrada en 2010, mientras que Europa experimenta una disminución lenta pero sostenida. Aun así, las tasas en Europa del Este duplican a las del sur del continente, donde se ubican países con los números más bajos, como España.
En cuanto a la distribución de los agresores, en Europa el 64 % de los feminicidios fueron cometidos por parejas o exparejas, y en América la cifra asciende a 69 %. América Central concentra algunas de las tasas más elevadas del continente.
Un llamado urgente
El 25 de noviembre busca recordar que la violencia de género no es inevitable y que puede prevenirse con políticas públicas, educación, protección efectiva y participación social. Movimientos como Ni Una Menos y Me Too han fortalecido la conciencia colectiva y han impulsado reformas en distintos países.
En esta fecha, los organismos estatales refuerzan la difusión de líneas de asistencia, servicios de acompañamiento, asesoría legal y apoyo psicológico para mujeres en situación de violencia. La visibilización de estos recursos es clave para que más víctimas puedan pedir ayuda de manera segura.










