A finales del siglo XVIII, durante la ocupación haitiana(1822-1844), fue inaugurado el primer cementerio de la República Dominicana, ubicado en la avenida Independencia, considerado por muchos un camposanto cultural y por otros un lugar de gran valor artístico e histórico.
El 29 de agosto de 1824 con la sepultura de la baronesa Juana Flores, quedó oficialmente establecido este cementerio.
El Ayuntamiento del Distrito Nacional informó que este espacio abarca unos 16,000 metros cuadrados y ha acogido más de 1,400 difuntos.
Según datos a la fecha de 1853, los muertos no eran enterrados en cementerios, sino en la iglesia (si tenían dinero), y en el patio de su casa (si no eran pudientes). Tras la anexión a España se promulgó el decreto del 17 de mayo de 1863 que prohibió enterrar a las personas fuera de un camposanto.
Está dividido en cuatro cuadrantes, donde se encuentran héroes de la Independencia Nacional, de la Restauración de la República y de la Revolución de Abril de 1965, así como políticos, poetas, maestros, intelectuales y artistas.
Además, cuenta con tumbas múltiples de víctimas del ciclón San Zenón y de los marines norteamericanos, y un cenotafio, que es una tumba vacía o monumento funerario erigido en honor de una persona, a los náufragos del Cabo Hatteras.
Otros dominicanos de valía sepultados allí son: la poeta Altagracia Saviñón, autora del célebre poema simbolista «Mi vaso verde»; varios miembros de la familia del notable novelista Manuel de Jesús Galván, entre ellos su hijo Manuel de Jesús Galván Velásquez.
El renombrado artista del pincel y del cincel Abelardo Rodríguez Urdaneta, el historiador Casimiro de Moya, el sociólogo y escritor Pedro Francisco Bonó.
Asimismo, el educador Luis C. del Castillo y la combatiente constitucionalista Yolanda Guzmán, ambos asesinados durante la Guerra de abril de 1965.
Conmemoración del Día de los Muertos en RD
En la República Dominicana, es común ver que para este día los ciudadanos visiten los cementerios, enciendan velas, ofrezcan flores, alimentos y asistan a misas. Asimismo, en algunas familias se crean altares en los que se aprecian fotos como recordatorios, rodeados de objetos personales y demás ofrendas.