EFE.-Los presidentes de Estados Unidos y Rusia, Donald Trump y Vladímir Putin, se reunirán este viernes para negociar el fin de la guerra de Ucrania en una base aérea de Alaska, un estado que durante 100 años fue territorio ruso y que pasó a manos de Washington en 1867 por un acuerdo que en Moscú es visto como un infausto recuerdo.
Trump, conocido por su estilo poco convencional en diplomacia y su aspiración al Premio Nobel de la Paz, protagoniza otro giro inesperado al reunirse por primera vez con Putin desde 2019, en la base aérea Elmendorf-Richardson, una instalación clave durante la Guerra Fría para contrarrestar a la extinta Unión Soviética.
Putin busca destacar en esta visita otro capítulo histórico entre ambos países: la cooperación entre soviéticos y estadounidenses para enfrentar la amenaza nazi durante la Segunda Guerra Mundial. La reunión se realizará cerca de las tumbas de pilotos soviéticos caídos en ese conflicto.

La base está ubicada en Anchorage, la capital de Alaska, una ciudad de menos de 300.000 habitantes a orillas del Pacífico Norte, que vive sus últimos días de verano con largos periodos de luz, a la espera de la llegada de los aviones oficiales rusos y del Air Force One.
Los habitantes intentan mantenerse al margen de unas negociaciones que muchos esperan no los afecten, aunque circulan rumores sobre un posible acuerdo ruso respecto a las tierras raras y minerales estratégicos de la región.
El significado de una reunión en Alaska
Alaska fue territorio ruso durante un siglo, pero la resistencia indígena y la guerra de Crimea (1853 – 1856), que arruinó las finanzas del imperio ruso, acabaron con sus aspiraciones imperialistas en América.
Para cubrir las deudas de aquel conflicto, Rusia vendió Alaska en 1867 a Estados Unidos por apenas siete millones de dólares (unos 100 millones ajustados por inflación), ya que mantener el territorio dejó de ser rentable tras el desplome del comercio de pieles, su principal interés en la zona.
La venta, que culminó con la incorporación de Alaska como estado estadounidense en 1959, es vista por algunos nostálgicos rusos como una gran pérdida. Sin embargo, Putin, apasionado por la historia, ha bromeado en alguna ocasión: “¿Para qué la íbamos a querer? Hace mucho frío”.

El jefe actual del Kremlin será el primer presidente ruso en pisar Alaska, aunque sin claras intenciones de poner fin a la invasión a gran escala de Ucrania que comenzó en febrero de 2022, conflicto que Trump desea resolver en su búsqueda del Nobel.
¿Qué espera lograr Putin con Trump en Alaska?
La delegación rusa que acompaña a Putin incluye, además de los ministros de Exteriores y Defensa, al ministro de Finanzas, Anton Siluanov, y al representante para la cooperación económica exterior, Kirill Dmitriev.
Esto indica que Putin pretende aprovechar el encuentro con Trump para impulsar acuerdos económicos que beneficien a Rusia, un país afectado por la deuda de la guerra y el aislamiento debido a las sanciones occidentales.
Quizás Putin no quiera repetir los errores del pasado, cuando la guerra de Crimea obligó a Rusia a abandonar sus sueños imperialistas y abrir paso a una emergente potencia norteamericana.