Por EFE. -Las empresas públicas de transporte belgas STIB, De Lijn y TEC realizarán pruebas con minibuses autónomos el próximo otoño en la ciudad de Lovaina, al este del país, como parte de un proyecto piloto para evaluar la viabilidad de esta tecnología en entornos urbanos complejos.
Los vehículos, fabricados por la empresa china WeRide, tienen capacidad para transportar entre 10 y 20 personas y operarán en condiciones reales de tráfico, rodeados de ciclistas, peatones, automóviles y repartidores.
“Vamos a probar dos lanzaderas autónomas en un entorno muy interesante como es Lovaina. Es un laboratorio excelente para ver si la tecnología en 2025 está lo bastante madura”, explicó Mathieu Nicaise, responsable de estrategia e innovación de STIB, a la radiotelevisión pública RTBF.
El director general de STIB, Brieuc de Meeûs, expresó su confianza en que el futuro del transporte público será autónomo. “La tecnología empieza a madurar. A diferencia de ensayos anteriores en 2019, ahora se observa un avance significativo”, afirmó.
Aunque aún persisten muchas incógnitas antes de implementar una flota de estos vehículos, Nicaise destacó sus posibles ventajas en seguridad, flexibilidad operativa y reducción de costes. “Esto permitiría ofrecer un mejor servicio a menor costo para la colectividad, o hacer más con el mismo presupuesto”, señaló.
Por su parte, el secretario general de la Asociación Internacional de Transporte Público (UITP), Mohamed Mezghani, indicó que estos minibuses podrían complementar los sistemas clásicos de transporte urbano. “Seguirán siendo la columna vertebral, pero habrá lanzaderas compartidas bajo demanda para conectar zonas no atendidas o llevar personas hacia las redes principales”, dijo.
De Meeûs agregó que si esta tecnología se consolida, transformará la movilidad urbana. “El vehículo privado dejará de existir o será muy raro. Compartiremos el transporte, y las ciudades serán más habitables”.
Actualmente, ciudades como Hamburgo, Rotterdam, Tallín y Ginebra ya experimentan con soluciones similares, al igual que urbes como Pekín, Shanghái y San Francisco.
La Unión Europea, por su parte, aún no cuenta con legislación específica para vehículos completamente autónomos, aunque sí regula ciertas formas de autonomía parcial. La Comisión Europea trabaja en ampliar el marco normativo y fomentar zonas de prueba transfronterizas.
En marzo pasado, el Ejecutivo comunitario presentó un plan de apoyo al sector automotriz que incluye el impulso de la conducción autónoma. Según estimaciones, esta tecnología podría generar hasta 400.000 millones de euros en valor añadido para la industria global del automóvil de aquí a 2035.