Durante este día se reflexiona sobre la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Las iglesias no celebran la Misa, tampoco tocan las campanas, no se administra ningún sacramento, excepto la unción de los enfermos y la confesión de los pecados.
Muchos creyentes realizan ayuno para honrar de esta manera la muerte de Jesús y prepararse para conmemorar su resurrección.
Anteriormente se acostumbraba arrojarse agua, ya que algunas personas solían creer que al hacerlo se purificaba su alma y así, aliviaban sus pecados; sin embargo, gracias a las sanciones implementadas por distintos gobiernos para evitar el desperdicio y mal uso del agua durante el Sábado Santo, esta tradición dejó de ocurrir, y en su lugar muchos creyentes acuden junto con sus familias a nadar, ya sea en playas o balnearios.