Daniel Noboa, el presidente más joven de Latinoamérica y de la historia democrática de Ecuador, iniciará este sábado un nuevo mandato (2025-2029) convencido en poder marcar una época para el país, tras haber pasado en apenas año y medio de ser un 'outsider' de la política a consolidarse como un líder de "mano dura", tildado de autoritario por sus adversarios, y capaz de tomar con firmeza medidas polémicas e impopulares sin temor a las consecuencias.
Noboa, heredero de una de las mayores fortunas de Ecuador, está haciendo realidad el sueño frustrado de su padre, el magnate del sector bananero Álvaro Noboa, que hasta por cinco veces fue candidato presidencial, y derrotado dos veces en segunda vuelta por Rafael Correa (2007-2017).
Ahora es Daniel Noboa el que por dos veces ha derrotado al correísmo. En las elecciones extraordinarias de 2023 dio la sorpresa al convertirse en presidente con 36 años frente a la candidata correísta Luisa González, a la que volvió a derrotar este año con un 55,63 % de los votos, si bien su rival sigue denunciando "fraude", sin pruebas consistentes.
En su primera postulación era un candidato desconocido pese a haber sido elegido asambleísta en 2021 y ser el hijo de Álvaro Noboa y de la ahora nuevamente asambleísta Annabella Azín. Venía de haber estudiado en prestigiosas universidades de Estados Unidos y de estar involucrado en las empresas del emporio familiar.
Sin embargo, supo conectar con un electorado angustiado por la inseguridad que buscaba una figura que le ofreciera serenidad. Así, al poco de llegar al poder no le tembló el pulso para lanzar una "guerra" al crimen organizado con una política de "mano dura" que se ha visto empañada por denuncias de violaciones a los derechos humanos.
Noboa ha demostrado astucia política para arrinconar al correísmo y arrebatarle el control de la Asamblea Nacional (Parlamento), además de para sacar adelante medidas económicas impopulares como una reforma tributaria y la eliminación de subsidios a las gasolinas. Nada de eso consiguieron sus predecesores Lenín Moreno (2017-2021) y Guillermo Lasso (2021-2023).
Con un estilo disruptivo ha desencajado a sus rivales, y es que Noboa, nacido en Miami (Estados Unidos) en 1987, pertenece a la generación 'millennial' (nacidos entre los 80 y 90), y como tal ha trasladado unos códigos inéditos a la arena política.
Apenas concede entrevistas, prefiere comunicarse por redes sociales y sus discursos duran escasos minutos. Sus mensajes a la nación son por X, y en Tik Tok se burla de sus adversarios políticos y hace gala de sus rutinas de gimnasio, donde luce un reciente tatuaje del ave Fénix en su musculoso brazo, en alusión al nombre que tiene su programa de seguridad para el país.
Suele vestir con corte juvenil pero de estilo imponente, con pantalones de jean, camisas, chaqueta de cuero y gafas de sol polarizadas, y no tiene miedo en ser blanco de memes al combinar un traje formal con aparatosos zapatos Prada de suela gruesa, como hizo durante la ceremonia de su primera investidura.
En ello influye especialmente su actual esposa, la 'influencer' Lavinia Valbonesi, que con más de un millón de seguidores le ha ayudado a Noboa a conectar con un público normalmente desinteresado de la política.
Con ella tiene dos hijos, Álvaro y Furio, que también nació en Miami en enero de 2024 cuando Noboa ya era presidente, mientras que su primogénita Luisa es hija de su primer matrimonio con la empresaria Gabriela Goldbaum, quien ha acusado a Noboa de ejercer violencia vicaria contra ella y su hija.
El enfrentamiento con su exesposa viene de lejos, pues antes incluso de ser candidato presidencial había demandado a la aseguradora española Mapfre por presuntamente acceder indebidamente a sus datos bancarios, lo que aparentemente fue usado por Goldbaum en el proceso de divorcio.
Noboa ha dejado claro que es un "pésimo enemigo a tener". A la vicepresidenta Verónica Abad, que le acusó de liderar un acoso para forzarla a dimitir, la mantuvo alejada del Gobierno hasta que fue suspendida, enviada primero como embajadora a Israel y luego a Turquía.
Correa suele referirse a él con el apodo de 'Calígula' y sus contrincantes le acusan de "actitudes dictatoriales" al demostrar que no teme saltarse las normas, como cuando ordenó asaltar la Embajada de México para detener al exvicepresidente correísta sentenciado por la justicia Jorge Glas, quien había recibido asilo diplomático.
Durante la campaña electoral se rehusó a pedir licencia del cargo para hacer campaña electoral durante todo el periodo establecido, como establece la norma, e impidió a Abad asumir temporalmente la Presidencia para dársela a una "vicepresidenta encargada", lo que para la Corte Constitucional era inconstitucional. Nada de eso le desgastó para ser reelegido con un rotundo triunfo. EFE