INTERNACIONAL.- El anuncio de Ariel Henry de que dimitirá como primer ministro en cuanto haya un consejo presidencial de transición abrió este martes una nueva puerta en el difícil camino de Haití para intentar superar la aguda crisis que atraviesa y los altos niveles de violencia, incrementados aún más en los últimos días.
Las peticiones de que Henry debía abandonar el poder se sucedían desde hacía mucho tiempo, tanto entre movimientos y formaciones políticas internas como entre las bandas armadas, que aseguraban que este era precisamente su objetivo último.
Incluso en diciembre de 2022 ya Henry se comprometió, mediante un acuerdo con representantes de partidos políticos, organizaciones de la sociedad civil y miembros del sector privado, a abandonar el poder el pasado 7 de febrero, algo que no se produjo.
Todo se precipitó con las presiones del exterior a favor de una transición para la que, según se anunció en las últimas horas, se creará un consejo conformado por siete miembros y dos observadores, como se decidió en una reunión de la Comunidad del Caribe (Caricom) en Jamaica con representantes de socios internacionales como Francia o Estados Unidos (con el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, a la cabeza) y de la ONU.
Los miembros de este consejo serán designados por los entes Colectivo 30 de Enero, Acuerdo de Montana, Acuerdo del 21 de Diciembre, EDE/RED, las fuerzas políticas Fanmi Lavalas y Pitit Desalin y el Sector Privado, mientras que los observadores representarán el Reagrupamiento por una Entente Nacional y Soberana (REN) y la Diáspora de haitianos en el extranjero.
Un consejo que Estados Unidos considera que puede formarse en las próximas 24 o 48 horas y que luego debe ponerse de acuerdo en el nombramiento del nuevo primer ministro interino, lo que Washington espera que se produzca «sin más demora».