Estados Unidos llevó a cabo este sábado por la noche un ataque aéreo de gran envergadura contra tres de las principales instalaciones nucleares de Irán —Fordo, Natanz e Isfahán— en una operación militar que el presidente Donald Trump calificó como un “espectacular éxito militar”. Las instalaciones, aseguró el mandatario en un discurso desde la Casa Blanca, fueron “completa y totalmente volatilizadas”.
El presidente estadounidense explicó que la ofensiva fue una respuesta directa a la amenaza que representa el programa nuclear iraní para la estabilidad de la región. “Irán, el matón de Oriente Medio, debe ahora aceptar la paz. Si no, futuros ataques serán mucho mayores —y mucho más fáciles”, advirtió Trump, flanqueado por el secretario de Estado, Marco Rubio; el secretario de Defensa, Pete Hegseth; y el vicepresidente, J.D. Vance.
Coordinación con Israel y un ataque de precisión
La operación fue cuidadosamente coordinada con Israel, según confirmó el propio Trump, quien destacó la colaboración como “un trabajo en equipo como nunca antes”. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, expresó su agradecimiento en un mensaje público dirigido al presidente estadounidense: “Le agradezco, el pueblo israelí le agradece”, dijo. “En la acción de esta noche contra las instalaciones nucleares de Irán, Estados Unidos mostró ser realmente sin igual”, añadió. Para Netanyahu, esta operación marca “un punto de inflexión histórico que puede ayudar a conducir a Oriente Medio y más allá hacia un futuro de prosperidad y paz”.
La ofensiva incluyó el uso de bombarderos B-2, cazas F-16, F-22 y F-35, así como misiles Tomahawk lanzados desde submarinos y destructores. La base de Fordo, situada en el interior de una montaña al sur de Teherán, recibió una carga completa de bombas antibúnker GBU-57, cada una de más de 13.000 kilos, diseñadas para destruir objetivos profundamente fortificados. Según fuentes militares, se emplearon entre cinco y seis de estas bombas.
Reacción internacional e incertidumbre en Teherán
Aunque Irán ha negado en múltiples ocasiones que esté desarrollando armamento nuclear, tanto EE.UU. como Israel consideran que las instalaciones atacadas eran clave en el presunto programa. La respuesta del régimen iraní aún es incierta, aunque líderes de Teherán han advertido que, de ser atacados, responderán con represalias contra bases estadounidenses en la región, donde actualmente hay desplegados más de 40.000 soldados.
La ofensiva tuvo lugar apenas 24 horas después de que concluyera en Ginebra una ronda de negociaciones entre diplomáticos europeos e Irán para reactivar los diálogos sobre el acuerdo nuclear. Trump, sin embargo, se mostró pesimista desde el inicio: “Los iraníes no quieren hablar con los europeos. Quieren hablar con nosotros. Europa no va a poder ayudar”.