El secretario de Transporte de Estados Unidos y administrador interino de la NASA, Sean Duffy, anunció que el contrato de 2,900 millones de dólares destinado a devolver astronautas estadounidenses a la Luna será reabierto a nuevas licitaciones, luego de haber sido otorgado originalmente a SpaceX, la empresa espacial de Elon Musk.
“Me encanta SpaceX, es una empresa increíble. El problema es que están retrasados. Han extendido sus plazos y estamos en una carrera contra China”, declaró Duffy en una entrevista con CNBC.
El funcionario también afirmó que tanto él como el presidente Donald Trump quieren lograr el regreso de astronautas a la Luna antes de que finalice el actual mandato presidencial, previsto para enero de 2029. “Voy a abrir el contrato”, aseguró.
Competencia abierta: Blue Origin entra en juego
Duffy informó que el nuevo proceso permitirá la participación de otras compañías espaciales, entre ellas Blue Origin, fundada por el empresario Jeff Bezos, además de Boeing, Lockheed Martin y Northrop Grumman.
“Elegiremos a cualquiera que pueda llevarnos primero a la Luna. Si SpaceX se retrasa, pero Blue Origin puede hacerlo antes, bien por Blue Origin”, dijo.
El secretario agregó que existe la posibilidad de que “dos compañías” logren llevar astronautas al satélite antes de 2028: “No vamos a esperar por una sola empresa”.
El programa Artemis y los nuevos plazos
El anuncio se enmarca en el programa Artemis de la NASA, que busca retomar los vuelos tripulados a la Luna por primera vez en más de 50 años, con el objetivo de establecer una base que sirva de paso previo a futuras misiones hacia Marte.
El contrato original, adjudicado a SpaceX en 2021, incluía el desarrollo del módulo lunar que transportaría a los astronautas hasta la superficie del satélite. Inicialmente, la misión estaba prevista para 2024, pero los repetidos retrasos de la empresa han modificado los planes.
Duffy adelantó que el nuevo cronograma apunta a un lanzamiento en febrero de 2026 y un regreso tripulado a la Luna en 2028.
SpaceX bajo presión
La compañía de Elon Musk ha enfrentado varios reveses técnicos con su programa de pruebas Starship, el sistema de lanzamiento que también se utilizará en Artemis. En junio de 2025, un prototipo del Starship explotó durante una prueba en Texas, lo que incrementó las dudas sobre la capacidad de la empresa para cumplir con los nuevos plazos.
Mientras tanto, la decisión de reabrir el contrato marca una nueva etapa en la competencia espacial estadounidense, donde el éxito del próximo viaje a la Luna podría definir el liderazgo tecnológico del país frente a otras potencias, especialmente China, que también avanza con su propio programa lunar.
