REINO UNIDO. – El campo magnético del Sol se genera ‘solo’ unos 30.000 kilómetros por debajo de su superficie, un descubrimiento que puede ayudar a comprender mejor los procesos dinámicos de la estrella y a predecir con mayor exactitud las potentes tormentas solares.
Un estudio que publica Nature encabezado por la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) y con participación, entre otros, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (EE.UU.), realizó modelos con una serie de complejos cálculos en un superordenador de la NASA.
El hallazgo que sitúa posiblemente el origen del campo magnético a unos 30.000 kilómetros bajo la superficie contradice teorías anteriores que sugieren que el fenómeno tiene orígenes profundos, comenzando a más de 200.000 kilómetros.
Ese inicio tan cercano a la superficie de nuestra estrella podría ser el origen de las manchas y llamaradas solares, que se generan internamente mediante un proceso denominado acción de dinamo.
Aunque las fuertes tormentas solares, como las registradas este mes, pueden dejar impresionantes auroras polares, también son causa de daños en los satélites, las redes eléctricas, las comunicaciones por radio o los sistemas de posicionamiento.
El equipo generó un modelo preciso de la superficie solar y descubrió que cuando simulaban ciertas perturbaciones o cambios en el flujo de plasma (gas ionizado) dentro del 5 a 10 por ciento superior del Sol, esos cambios superficiales eran suficientes para generar patrones de campo magnético realistas.
Sin embargo, las simulaciones que tenían en cuenta las capas más profundas de nuestra estrella dieron como resultado una actividad solar menos realista.
Mejorar las predicciones de las tormentas solares
A lo largo de los años, los astrónomos han avanzado mucho en la comprensión de los orígenes de la dinamo solar -el proceso físico que genera el campo magnético-, pero siguen existiendo limitaciones.
En el actual estudio, el equipo desarrolló nuevas simulaciones numéricas de última generación para modelizar el campo magnético solar que tiene en cuenta las oscilaciones de torsión, un patrón cíclico del flujo de gas y plasma dentro y alrededor del Sol.