Ciudad del Vaticano. – En una ceremonia solemne celebrada en el Palacio Apostólico, el embajador extraordinario y plenipotenciario de la República Dominicana ante la Santa Sede, Víctor Valdemar Suárez Díaz, presentó este martes sus cartas credenciales ante el papa León XIV, reafirmando los lazos históricos de amistad, fe y cooperación entre ambos Estados.
Durante el acto, el diplomático transmitió en nombre del presidente Luis Abinader y del pueblo dominicano un mensaje de renovación del compromiso con los principios evangélicos, la paz mundial y la labor espiritual de la Iglesia.
“La República Dominicana se reconoce en los valores que usted representa, y desea seguir caminando junto a la Santa Sede en favor del desarrollo humano, la justicia social y la protección del medio ambiente”, expresó Suárez Díaz.
En su discurso, el embajador subrayó su compromiso con una diplomacia fundamentada en el respeto mutuo, el entendimiento intercultural y el trabajo conjunto en causas compartidas.
Destacó también áreas prioritarias para la colaboración bilateral, como la educación integral de calidad, la lucha contra la desigualdad, la promoción del diálogo interreligioso y la solidaridad regional, inspiradas en la encíclica Fratelli Tutti.
Como símbolo de la identidad y fe del pueblo dominicano, el embajador entregó al Santo Padre una escultura tallada en ámbar titulada “Cristo Vivo Misericordioso”, réplica de la obra ubicada en el Jardín Botánico de Santiago de los Caballeros, su ciudad natal.
Asimismo, renovó la invitación al papa León XIV para que realice una visita pastoral a la República Dominicana, señalando que sería un gesto histórico y esperanzador en el marco del Jubileo.
“Sería un signo profético que usted, como sucesor de Pedro, vuelva a pisar tierra dominicana y bendiga nuestros esfuerzos de paz y hermandad”, afirmó.
El encuentro concluyó con una reafirmación del compromiso dominicano de colaborar estrechamente con la Santa Sede en iniciativas que favorezcan tanto al país como a la Iglesia universal, consolidando así una relación de más de siete décadas marcada por la fe, la diplomacia y la cooperación solidaria.
