Un grupo de delincuentes utilizó herramientas de inteligencia artificial (IA) para suplantar la identidad del actor surcoreano Lee Jung-jae, protagonista de la exitosa serie “El juego del calamar”, y estafó a una mujer de 50 años con cerca de 500 millones de wones (unos 350,000 dólares estadounidenses). De acuerdo con algunos medios, los estafadores contactaron a la víctima a través de redes sociales, haciéndose pasar por el reconocido actor. Utilizaron mensajes afectivos, fotografías y conversaciones manipuladas para convencerla de que mantenía una relación sentimental con él.
Durante seis meses, los delincuentes lograron que la mujer realizara varias transferencias bancarias, bajo la promesa de un encuentro personal con el supuesto artista.
Posteriormente, trasladaron la comunicación a la aplicación KakaoTalk, muy popular en Corea del Sur, donde reforzaron la identidad falsa enviando una licencia de conducir adulterada y más imágenes generadas digitalmente.
Agencia del actor confirma el fraude
La empresa Artist Company, representante oficial de Lee Jung-jae, confirmó el caso y anunció que emprenderá acciones legales contra los responsables.
“Recientemente se produjo un delito en el que alguien se hizo pasar por uno de nuestros actores para exigir dinero y obtener un beneficio económico”, señaló la agencia en un comunicado.
Además, advirtió a los seguidores del actor que no respondan mensajes sospechosos ni realicen ningún tipo de transferencia a nombre de artistas o personal vinculado a la compañía.
“Ni nuestra empresa ni nuestros artistas realizan solicitudes económicas bajo ninguna circunstancia. Si alguien se pone en contacto con usted con tales peticiones, no responda y tenga especial cuidado para evitar fraudes”, enfatizó la entidad.
La agencia también informó que coopera con las autoridades para esclarecer los hechos y proteger la seguridad del actor y de sus fanáticos.
Posible red internacional detrás del fraude
La Policía Provincial de Gyeongsang del Sur investiga el caso y no descarta la participación de una organización criminal internacional con operaciones en Camboya.
Las autoridades trabajan junto a agencias de ciberseguridad para rastrear el flujo del dinero y dar con los responsables.
Este caso vuelve a poner en evidencia el uso cada vez más sofisticado de la inteligencia artificial en fraudes digitales, donde las herramientas tecnológicas permiten crear imágenes, voces y mensajes que simulan con precisión la identidad de figuras públicas, aumentando el riesgo de engaños en línea.




 
                          








