El mundo católico amaneció de luto este lunes con la noticia del fallecimiento del papa Francisco, a los 88 años de edad, tras más de una década de pontificado marcado por reformas, cercanía al pueblo y una visión progresista de la Iglesia. Jorge Mario Bergoglio, el primer pontífice latinoamericano, deja un legado que ahora entra en una etapa decisiva: la elección de su sucesor.
Mientras el Vaticano se prepara para las exequias y el próximo cónclave, ya se perfilan los principales candidatos a ocupar la silla de San Pedro. Especialistas, analistas vaticanos y medios internacionales coinciden en que tres cardenales lideran la lista de papables.
Matteo María Zuppi: El heredero natural del legado de Francisco
El arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Matteo María Zuppi, de 69 años, es considerado por muchos como el favorito del propio papa Francisco. Conocido por su sensibilidad pastoral, su defensa del celibato opcional y su apertura hacia la inclusión de las parejas del mismo sexo en la vida eclesial, Zuppi representa una continuidad en la línea progresista del pontificado de Bergoglio. Además, su experiencia en diálogo político y social lo posiciona como un líder capaz de guiar a la Iglesia en tiempos de cambio.
Luis Antonio Tagle: El “Francisco asiático”
Desde Filipinas, el cardenal Luis Antonio Gokim Tagle, de 67 años, también figura entre los favoritos. Actual prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, es apreciado por su humildad, carisma y compromiso con los pobres. Tagle ha sido llamado en varias ocasiones “el Francisco de Asia” por su estilo pastoral y cercanía con la gente. Su elección representaría una apertura aún mayor hacia el sur global y marcaría un hito histórico al convertirse en el primer papa asiático.
Pietro Parolin: La opción de continuidad institucional
En una línea más moderada y diplomática, se encuentra el cardenal Pietro Parolin, de 69 años, actual Secretario de Estado del Vaticano. Su perfil discreto y su manejo experto de las relaciones internacionales, incluidos temas delicados como el acuerdo con China y la guerra en Ucrania, lo convierten en una opción de estabilidad para quienes desean una transición sin grandes sobresaltos. Aunque su carisma es más reservado, cuenta con un sólido respaldo dentro de la Curia romana.