El astronauta estadounidense James Arthur Lovell, Jr. conocido como James Lovell, célebre por comandar la misión Apolo 13 y guiarla de regreso a salvo tras una explosión en el espacio, falleció a los 97 años, según informó la NASA.

Lovell, quien también participó en la misión pionera Apolo 8, fue uno de los rostros más reconocidos del programa espacial de Estados Unidos y el primer ser humano en viajar dos veces hacia la Luna, aunque nunca logró pisarla.
En un comunicado, la NASA elogió su papel decisivo en uno de los momentos más críticos de la historia espacial: “Transformó una potencial tragedia en un triunfo técnico y humano”, destacó la agencia.
La misión Apolo 13, lanzada en abril de 1970, sufrió una explosión a más de 300,000 kilómetros de la Tierra, obligando a Lovell y a sus compañeros Jack Swigert y Fred Haise a improvisar una ruta de regreso bajo condiciones extremas. Su famosa frase, “Houston, hemos tenido un problema”, quedó grabada en la memoria colectiva como símbolo de sangre fría y liderazgo ante la adversidad.

La odisea fue seguida por millones de personas en todo el mundo y más tarde inmortalizada en el cine con la película Apollo 13 (1995), donde Tom Hanks interpretó a Lovell.
Nacido el 25 de marzo de 1928, Lovell dedicó gran parte de su vida al vuelo, comenzando como piloto naval antes de ser seleccionado por la NASA en 1962. Participó en cuatro misiones espaciales: Gemini 7, Gemini 12, Apolo 8 y Apollo 13. En Apolo 8 fue parte de la primera tripulación en orbitar la Luna y capturar la icónica imagen conocida como Earthrise, que mostró por primera vez a la Tierra elevándose sobre el horizonte lunar.
Tras su retiro de la NASA y la Marina en 1973, Lovell se dedicó al sector privado, escribió sus memorias (Lost Moon) y participó activamente en programas educativos y de divulgación científica.

Su familia, en un emotivo mensaje, lo recordó como un hombre de fe, integridad y optimismo: “Nos deja su ejemplo de vida, su sentido del humor y la manera en que nos hacía sentir capaces de lograr lo imposible. Fue verdaderamente único.”
James Lovell fallece como uno de los grandes íconos de la exploración espacial, recordado no solo por sus hazañas técnicas, sino también por su temple, liderazgo y visión en momentos donde la vida pendía de un hilo.