SANTO DOMINGO.- En una operación internacional conjunta, las fuerzas de seguridad de España, República Dominicana, Alemania, Francia, Estados Unidos y Reino Unido, con la colaboración de EUROPOL y EUROJUST, han detenido al principal investigado y a ocho sospechosos más de una organización criminal que estafó 645 millones de euros a través de inversiones falsas en plantas de cannabis de uso medicinal.
La organización, dirigida por ciudadanos rusos, operaba en 35 países y captaba inversores con promesas de altas rentabilidades en cultivos de marihuana medicinal.
Utilizaban una plataforma de inversión fraudulenta y ofrecían beneficios de entre el 70% y el 168% anual, según la especie de cannabis.
Para captar clientes y generar confianza, la plataforma incluso contaba con oficinas físicas en varias ciudades europeas.
Sin embargo, la investigación reveló que los fondos captados no se reinvertían en su totalidad en cannabis medicinal.
De hecho, una parte se destinaba a pagos parciales a las víctimas, otra a marketing y la mayor parte al enriquecimiento de los investigados.
El dinero se ocultaba mediante un complejo entramado de cuentas bancarias, sociedades pantalla y testaferros en Europa del Este.
*Operación policial*
La operación policial se inició en septiembre de 2022 tras la admisión a trámite de una querella contra la organización por parte del juez Manuel García Castellón de la Audiencia Nacional española.
En el marco de la investigación, se han realizado detenciones en España (2), Alemania (2), Reino Unido, Letonia, Polonia e Italia, además de la República Dominicana. También se han bloqueado cuentas bancarias por valor de 58.600 euros, 116.300 euros en criptomonedas y 106.000 euros en efectivo, así como diez bienes inmuebles valorados en 2.6 millones de euros.
*Modus operandi*
La organización operaba con una plataforma de inversión fraudulenta que ofrecía a los inversores la posibilidad de participar en cultivos de cannabis medicinal a cambio de altas rentabilidades. Para captar clientes, la plataforma se presentaba como una empresa seria y profesional, con oficinas físicas y presencia en eventos y ferias del sector.
Sin embargo, la realidad era muy distinta.
Los fondos captados no se invertían en cannabis medicinal, sino que se utilizaban para pagar a las víctimas, financiar actividades de marketing y enriquecer a los miembros de la organización.
El dinero se ocultaba mediante un complejo entramado de cuentas bancarias, sociedades pantalla y testaferros.
