POR AGENCIA AP.- Décadas de inversión liderada por Estados Unidos en la lucha contra el VIH/sida han permitido reducir las muertes por esta enfermedad a sus niveles más bajos en más de 30 años y proporcionar tratamiento a millones de personas vulnerables en todo el mundo. Sin embargo, la repentina suspensión del financiamiento estadounidense ha provocado un “shock sistémico” que amenaza con revertir este progreso, según alertó ONUSIDA en un informe publicado este jueves.
La agencia de la ONU advierte que, si no se reemplazan los fondos retirados por orden del presidente Donald Trump, el mundo podría enfrentar más de 4 millones de muertes adicionales por sida y más de 6 millones de nuevas infecciones por VIH de aquí a 2029.
Desde enero de 2025, cuando Trump ordenó congelar toda la ayuda exterior y cerró formalmente la agencia USAID, se han interrumpido miles de programas de prevención y tratamiento. ONUSIDA detalla que ya se han cerrado clínicas, desmantelado cadenas de suministro de medicamentos y suspendido actividades de organizaciones comunitarias.
“Las actuales pérdidas de financiamiento ya han desestabilizado las cadenas de suministro, cerrado instalaciones, dejado a miles sin atención y detenido programas esenciales de prevención y pruebas”, señaló ONUSIDA.
El Plan de Emergencia del Presidente para el Alivio del SIDA (PEPFAR), lanzado en 2003 por George W. Bush, había sido el mayor compromiso internacional jamás asumido por un solo país para combatir una enfermedad. Solo en Nigeria, por ejemplo, PEPFAR financiaba el 99,9 % del presupuesto nacional de medicamentos antirretrovirales.
El experto en VIH Andrew Hill, de la Universidad de Liverpool, criticó la falta de aviso previo y advirtió que países africanos quedaron abruptamente sin recursos. “Dejar a pacientes sin atención de un día para otro es inaceptable. Cualquier gobierno responsable habría planificado la transición”, afirmó.
El director de Médicos Sin Fronteras en Sudáfrica, Tom Ellman, señaló que los países más pobres no tienen capacidad para cubrir el vacío. “Dentro de meses veremos un repunte dramático de infecciones y muertes”, alertó.
A esto se suma otra preocupación: la pérdida de datos. “Estados Unidos financiaba casi toda la vigilancia epidemiológica del VIH en África, incluidos registros electrónicos e historiales clínicos”, explicó el doctor Chris Beyrer, de la Universidad de Duke. Sin esa información, controlar la propagación del virus será extremadamente difícil.
La situación se agrava en un momento clave. El mes pasado, la FDA aprobó el medicamento Yeztugo, una inyección semestral con 100% de eficacia en la prevención del VIH, desarrollada por Gilead. Pero su alto costo podría impedir su distribución en regiones que más lo necesitan. Aunque la farmacéutica acordó versiones genéricas en 120 países pobres, excluyó a gran parte de América Latina, donde las infecciones están en alza.
“Podríamos estar erradicando el sida. En cambio, Estados Unidos se está retirando de la lucha”, lamentó Peter Maybarduk, de Public Citizen.
En un evento público, el ministro de Salud de Sudáfrica, Aaron Motsoaledi, calificó de “aterradora” la dependencia africana de la ayuda de Washington. “Movilizaremos todos los recursos necesarios para que cada adolescente tenga acceso a este medicamento”, dijo.