Primero fue un huevo que se convirtió en gusano, luego una oruga que comenzó su proceso de transformación mediante la metamorfosis, lo que terminó convirtiéndola en una criatura espléndida y totalmente renovada; en definitiva, un ser completamente distinto al que inició su ciclo de vida.
En este caso, aunque hablamos de un proceso evolutivo complejo, muestra la necesidad de cambiar de forma, para poder relanzar el esplendor que en algún momento, ya sea por monotonía o desdén, se perdió en el trayecto.
Cuando la mariposa vuela, nadie recuerda que comenzó siendo un embrión que antes se arrastró para luego volar, más hermoso, radiante y llamativo.
Lo mismo ocurre en otros aspectos de la vida, como la política y los gobiernos, donde resalta la imperiosa necesidad de renovar, para reconectar con las bases.
Es justo en esa etapa en la que se encuentra el mandato del presidente Luis Abinader, quien, durante sus primeros cuatro años, mantuvo cuasi intacto su tren gubernamental, el mismo que empieza a verse desgastado, desfasado y en algunos casos, hasta desconectado de los lineamientos del Ejecutivo.
La llegada del gobernante al poder en 2020, se produjo en momentos en que la sociedad dominicana exigía un cambio, tras 12 años ininterrumpidos del Partido de la Liberación Dominicana, organización a la que, además de un conflicto interno, le afectó el desgaste colectivo, de gobiernos con las mismas figuras del inicio.
En aquella ocasión, incluso los comentarios hacia Abinader eran de positivismo y esperanza, de una población que se volcó a su propuesta, fresca y enfocada en la lucha contra la corrupción, algo que sí ha alcanzado su metamorfosis, tanto en su entorno como en la opinión de los cibernautas.
“El presidente tiene buenas intenciones, pero sus funcionarios no ayudan”, es una frase común que se escucha en los diferentes barrios, contrario al inicio de mandato cuando todo era “color de rosas”.
Pero cuatro años y medio después y en medio de su segundo mandato, su decisión de no optar por un nuevo período presidencial, evitando modificar la Constitución pese a su amplia mayoría en el Congreso, ha hecho que algunos funcionarios comiencen a alejarse y pensar en sí mismos, más allá del 2028.
Es por ello que, se hace necesario, comenzar el proceso de transformación institucional, para darle un nuevo aire a su gobierno y su propia figura, que aunque continúa sólida, comienza a descender poco a poco.
"Metamorfosis gubernamental" o “Relanzar el gobierno”, es una frase que ya comienza a tomar fuerzas, mientras crecen las especulaciones sobre conflictos a lo interno del propio partido oficialista, por parte de funcionarios “serruchandole el palo”, a sus mismos compañeros.
Para evitar que las cosas se salgan de control, el presidente Abinader debe remover los cimientos y dar un golpe sobre la mesa, con cambios que permitan dar paso a caras nuevas, pero sobre todo, neutralizar a aquellos que, con sus aspiraciones particulares, pudieran descuidar sus funciones, además de generar división interna y hacer que toda la culpa recaiga sobre su figura.