Circular por las calles del Gran Santo Domingo y las principales ciudades del país se ha convertido en una odisea, pues en adición al constante congestionamiento vehicular, se suma la imprudencia de motoristas en total irrespeto a las normas del tránsito.
Se está haciendo costumbre que los motorizados transiten por las aceras, en vía contraria y ni decir del irrespeto a las luces del semáforo, pues pareciera que para estos no existen las normas establecidas en la Ley 63-17, sobre Tránsito y Seguridad Terrestre.
En intercepciones como las conformadas entre las avenidas 27 de Febrero con Winston Churchill, John F. Kennedy con Abraham Lincoln y otras, se puede apreciar cómo el cruce de motoristas con el semáforo en luz roja es casi normal.
Además, la preocupación se acrecienta cuando la imprudencia se produce ante la mirada de los agentes de la Dirección General de Seguridad y Tránsito Terrestre (Digesett), sin que sean fiscalizados por infracción cometida.
Otra imprudencia de los motorizados al transitar por las calles del país, es que cuando el tránsito está congestionado, estos optan por tomar las aceras, poniendo en peligro la vida de los peatones.
En las diferentes avenidas se puede apreciar cómo de manera casi normal los motoristas transitan por las aceras y en violación a la luz roja del semáforo, sin que las autoridades intervengan al respecto.
De acuerdo con los datos recientes de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII), el parque vehicular dominicano ascendía a 5,838,510 unidades en enero de 2024.
De ese universo, unos 3,298,697 son motocicletas, representando un 56.5 % del parque vehicular de la República Dominicana.
Debido al constante crecimiento de las unidades de motores, diversos sectores de la opinión pública han pedido detener la importación del referido medio de transporte por algún tiempo, propuesta que ha encontrado de frente a varios gremios de motoristas.
