SANTO DOMINGO – Un reciente documento desclasificado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos arroja nueva luz sobre el asesinato del dictador Rafael Leónidas Trujillo, ocurrido el 30 de mayo de 1961. El informe, que ha capturado la atención de historiadores y analistas, ofrece detalles nunca antes conocidos sobre los eventos que rodearon su muerte, incluyendo el nombre de la joven con la que Trujillo iba a encontrarse esa noche, así como el papel activo de Estados Unidos en el complot que terminó con más de tres décadas de control autoritario en la República Dominicana.
Según el documento, Trujillo se dirigía a la finca “La Fundación” en San Cristóbal, donde lo esperaba Idominia Sánchez, una joven de 19 años con quien mantenía una relación sentimental. Vestido con su uniforme caqui característico y acompañado solo por su chofer, el dictador partió desde Ciudad Trujillo (hoy Santo Domingo) sin escolta. Lo que parecía ser una visita privada fue interrumpido en plena autopista por un grupo de ocho hombres armados que, tras abrir fuego, abatieron al mandatario en el acto. El chofer, gravemente herido, fue abandonado en la escena, pero logró sobrevivir a pesar de las severas heridas.
La CIA: más que observadores
El informe también detalla el papel crucial de la CIA en la planificación del atentado. Según el documento, agentes estadounidenses sostuvieron reuniones secretas con los conspiradores dominicanos meses antes del magnicidio. Entre los participantes en estos encuentros figuraban el cónsul de Estados Unidos, Henry Dearborn, el jefe militar del consulado, John Barfield, y el líder opositor Luis Amiama Tió. El general Antonio Imbert Barrera, quien más tarde sería declarado “Héroe Nacional”, también estuvo involucrado.
El documento confirma que las armas utilizadas en el atentado fueron introducidas al país en piezas pequeñas a través de cargamentos comerciales. La operación contó con la colaboración logística de Lorenzo “Wimpy” Berry, un ciudadano estadounidense que gestionaba un supermercado en una zona exclusiva de la capital, desde donde se distribuían las armas sin levantar sospechas.
Entre Bahía de Cochinos y el Caribe
El asesinato de Trujillo ocurrió en un contexto de tensión global, tras el fallido intento de invasión en la Bahía de Cochinos, Cuba, en abril de 1961. Según el informe, la CIA había solicitado a los conspiradores retrasar el atentado para evitar complicar aún más la situación internacional, pero los dominicanos decidieron proceder con el plan en la fecha establecida.
La huida y el silencio
Después de la ejecución del atentado, Estados Unidos actuó rápidamente para proteger a sus ciudadanos involucrados. El cónsul Dearborn, el militar Barfield y Wimpy Berry fueron evacuados casi de inmediato. Este último regresó posteriormente a la República Dominicana, reabrió su supermercado y continuó su vida con aparente normalidad, a pesar de su implicación en uno de los eventos más importantes de la historia dominicana.
Por su parte, varios de los conspiradores fueron ejecutados o desaparecieron bajo circunstancias misteriosas. Otros fueron capturados, torturados y asesinados, en una brutal represión por parte del régimen de Trujillo para intentar restaurar el control en medio del caos que siguió al magnicidio.
Un capítulo confirmado
Este documento, que confirma de manera oficial la participación de la CIA en el complot contra Trujillo, ofrece una mirada más cercana a uno de los episodios más significativos de la historia de América Latina. Además, revela detalles tan personales como el nombre de la joven con la que el dictador iba a encontrarse en su última noche, lo que aporta una nueva perspectiva sobre el final de su régimen.