Para el año 2023, el merenguero Antonio Peter de la Rosa “Omega” reveló que se sometió a un procedimiento para aclarar el iris de los ojos, es decir, la parte coloreada del ojo, luego de desear este cambio durante 13 años.
Casi un año más tarde, el “Fuerte” como también es conocido logró lo que tanto buscaba, cambiar de color sus ojos; ahora el controversial cantante exhibe unos ojos verdes.
“Les cuento q busque esto durante 8 años antes de que lo inventaran con la certeza de que lo inventarían y desde que salió estuve 6 años estudiando los avances y resultados. Muchas burlas, sobre el cambio de color q me estaba realizando, hace unos días estaba en europa terminando mi procedimiento, hoy es una realidad, gracias a Dios todo bien y mi vista bien”, compartió Omega en sus redes sociales.
El pasado año, el merenguero explicó a través de una publicación en su cuenta de Instagram, “con la certeza de que un día lo inventarían”, desde el año 2010 se encontraba buscando la manera de cambiar el color de sus ojos.
Para el año 2013 encontró el proceso, sin embargo, sólo lo realizaban en ojos color verde y miel, hasta que en febrero de este año se comenzó a tratar.
Antonio Peter de la Rosa, nombre de pila del artista, enseñó mediante fotos y video el avance de sus ojos luego de someterse a sesiones de láser que provocan que el pigmento se vaya desvaneciendo en un determinado tiempo.
Despigmentación del iris con láser
Esta técnica consiste en aplicar un láser de baja energía que va despigmentando el iris para aclarar su color. Teóricamente, esta cirugía permite aclarar el color de los ojos, ya que destruye precisamente la sustancia que les da color. No obstante, no se puede utilizar, por ejemplo, para obtener una tonalidad concreta de color.
Este procedimiento tampoco es recomendable, ya que también puede conllevar serias complicaciones. El pigmento que se retira no desaparece ni se desintegra, sino que se amula en la malla a través de la cual se filtra el fluido transparente y acuoso que ocupa la cámara anterior del ojo, lo que puede provocar un aumento de la presión intraocular y un glaucoma secundario que puede llegar a daño irreversible en el nervio óptico y conducir a la ceguera.
