La atención del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, volvió el martes a una idea que le ha fascinado por años: adquirir Groenlandia para Estados Unidos. En una conferencia de prensa celebrada el martes, se negó a descartar el uso de la fuerza militar o económica para arrebatar el territorio a Dinamarca, aliado de Estados Unidos.
“Necesitamos Groenlandia por motivos de seguridad nacional”, dijo, argumentando que Dinamarca debería cederla para “proteger el mundo libre”. Amenazó con imponer aranceles a Dinamarca si no lo hacía.
Ese mismo día, Trump escribió en redes sociales que la posible adquisición estadounidense del territorio ártico “es un acuerdo que debe producirse” y subió fotos de su hijo mayor, Donald Trump Jr., quien estaba visitando Groenlandia.
“HAGAMOS A GROENLANDIA GRANDE DE NUEVO”, añadió el presidente electo.
Tras la conferencia de prensa, Dinamarca rebatió duramente la propuesta, afirmando que la mayor isla del mundo no está en venta.
Durante su primer mandato, Trump instó a sus ayudantes a explorar maneras de comprar Groenlandia, un territorio semiautónomo conocido por sus recursos naturales y su ubicación estratégica para las nuevas rutas marítimas que pueden abrirse al derretirse el hielo ártico. Hace unas semanas, Trump reavivó la conversación a través de las redes sociales, afirmando que “la propiedad y el control de Groenlandia es una necesidad absoluta”.
Las vastas capas de hielo y los glaciares de Groenlandia están retrocediendo rápidamente a medida que la Tierra se calienta por la aceleración del cambio climático. Ese deshielo podría permitir la perforación en busca de petróleo y la extracción de minerales como cobre, litio, níquel y cobalto. Esos recursos minerales son esenciales para las industrias en rápido crecimiento que fabrican turbinas eólicas, líneas de transmisión, baterías y vehículos eléctricos.
Debido al aumento de las temperaturas, se calcula que en las últimas tres décadas ya se han derretido más de 28.000 kilómetros cuadrados de las capas de hielo y glaciares de Groenlandia, una superficie aproximadamente del tamaño de Massachusetts.
Rica en minerales raros
Sin embargo, lo que podría ser aún más atractivo para Trump son los ricos depósitos de recursos naturales de Groenlandia, dijo Klaus Dodds, profesor de geopolítica en Royal Holloway, Universidad de Londres.
Entre ellos figuran el petróleo y el gas, así como los metales de tierras raras, muy demandados para los automóviles eléctricos y las turbinas eólicas de la transición ecológica, así como para la fabricación de equipos militares.
Actualmente China domina la producción mundial de tierras raras y ya ha amenazado con restringir la exportación de minerales críticos y tecnologías asociadas, de cara al segundo mandato de Trump.
“No hay duda en absoluto de que Trump y sus asesores están muy preocupados por el dominio que China parece tener (…) Creo que Groenlandia es realmente para mantener a China fuera”, dijo Dodds a CNN, al agregar que Groenlandia ofrece una fuente potencialmente rica de estos minerales críticos.