Llanto, algarabía y una multitud guiada por un desfile de patanas llevaron hasta su nicho, en el Cementerio Cristo Redentor, el ataúd con los restos de Richard Estrella Arias, uno de los señalados por la policía como asaltante del Banco Popular.
El ambiente era propicio de un entierro, con la particularidad del sonar a todo volumen de una bachata con letras melancólicas, en la patana naranja en la que era llevado el occiso.
“Ese era mi bebé, mi niño, mi sobreviviente de una cirugía de corazón abierto, tanto que sufrió para terminar por esto”, lloraba afligida sobre su ataúd quien aparentaba ser su abuela, momentos antes de que la familia exigiera la salida de la prensa del área de su sepultura.
Richard, de 25 años, fue descrito por su padre, Alberto Estrella, como un joven trabajador.
Lo desligó del hecho, alegando que, tal vez, si lo dejaban vivo, pudo haber aportado al caso.