Por: Gregorio Bautista
La reciente tragedia en La Vega, donde un segundo teniente de la Policía asesinó a su ex pareja y a la madre, resuena como un grito desgarrador en nuestra sociedad. Este acto de brutalidad no solo arrebata vidas sino que también pone de manifiesto la insensibilidad de muchos medios y usuarios al abordar estas noticias. La difusión irresponsable de información, sin considerar las consecuencias emocionales que tiene sobre las familias, añade un dolor insoportable a una tragedia ya de por sí devastadora.
Es inaceptable que sigamos permitiendo que se viralicen imágenes y detalles macabros que afectan no solo a los directamente involucrados, sino también a aquellos que pueden estar atravesando crisis emocionales. La manera en que se comunica esta información puede tener efectos devastadores; el efecto contagio es real y peligroso. Por ello, es urgente establecer un estándar ético en la cobertura de estos casos.
Hago un llamado firme a los medios de comunicación, influencers y ciudadanos: debemos actuar con responsabilidad y compasión. Es crucial proteger la dignidad de las víctimas y sus familias, creando una cultura basada en el respeto y la empatía. No podemos seguir alimentando el morbo; cada noticia debe ser tratada con el respeto que merece.
La violencia no debe ser trivializada ni convertida en espectáculo. Es el momento de exigir un cambio radical en cómo se informa sobre estos temas sensibles. La vida humana tiene un valor inmenso, y cada vez que deshumanizamos a las víctimas o ignoramos el impacto emocional de nuestras palabras, estamos fallando como comunidad. ¡Levantemos nuestras voces para demandar una cobertura responsable y respetuosa! ¡Basta ya de indiferencia!
